Es de noche. Miro alrededor sin ver. Siento el viento. Respiro. Alzo los brazos formando una cruz y giro, giro, giro... El viento me agita, me mece, me acoge. Me rindo a su abrazo profundo y caigo. No encuentro el final. Sigo cayendo y sigue estando oscuro. Desconozco adónde llegaré. Desconozco si llegaré. Todavía permanece la oscuridad. Ya no apreto los ojos con fuerza, ya no tengo miedo. Me entrego a todo. Me entrego y no sufro. Me olvido de mí.
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